Artículo de Opinión
Por: Rolando Fernández
¡Está en reggaeton, bachata,
drogas, romo, y política lucrativa! Es una lástima que a partir de la
desaparición física de las tres “J”, letra inicial de los nombres de verdaderos
íconos de la política nacional (Juan,
Joaquín, y José), líderes en
verdad, y formadores los dos primeros,
de los tres partidos mayoritarios del
ruedo nuestro en ese orden (PRD, PLD y PRSC), no haya surgido en el país nadie
con capacidad de sustituirles, y sobre todo emularles a plenitud.
Y, no es que no lo haya, sino
que los actores principales que rigen dentro del sistema diseñado para el
ejercicio político nacional, en que prevalecen la demagogia, la desaprensión y
la corruptela, se han encargado de opacar, de irle apagando las luces, a los
pocos que se vislumbran en tal sentido.
Logran llevarles, al terreno
que los mandantes recurrentes quieren, alienándoles, e induciéndoles a la
adopción de actitudes que distan bastante de los principios y comportamientos
que observaron aquellos connotados líderes y mentores indiscutibles, para poder
proseguir en sus andanzas seudos reivindicativas y patrióticas, sólo procurando
lucros grupales y personales.
Luego, y en adición, el grueso
de la juventud en este país, lo que menos está es en tratar de identificar a
personas de las nuevas generaciones con características y condiciones reales de
liderazgo, para procurar catapultarles, en pos de desplazar a toda esta laya
politiquera que ha venido destruyendo paulatinamente la nación, como entregándola
a intereses extranjeros.
Es por la indiferencia juvenil
actual, con un alto grado de inducción adrede, que a estas alturas todas esas “rancias”
figuras de la política nacional siguen teniendo vigencia como en el ayer;
haciendo amarres tras amarres, y concertando acuerdos de aposentos; hablándole
mentiras al pueblo, para tratar de continuar embaucándole, en pos de ganar sus
votos, como de preservar intereses personales y sectoriales, nada más.
En ese tenor, dos muestras muy
significativas se tienen para reflexionar sobre las mismas:
A) Según publica el medio
“Diario Libre”, en su edición de fecha 26-6-13, como información de primera
página, “El CP del PLD: un exclusivo organismo de 27 millonarios”, con su
respectiva reseña obvia. Agregaríamos nosotros que, ya no se tiene aquella
necesidad de otrora - pedir en las esquinas concurridas por personas, pequeños
aportes a la ciudadanía, en latitas con la identificación del partido morado,
muy recordables por cierto -.
B) La dramática situación caótica en que se encuentra el PRD, producto del
pugilato que sostienen dos seudos dirigentes por la dirección general del
mismo, ¡que no tienen necesidad de estar haciendo política!, y que por sus edades
cronológicas, cualquiera se preguntaría, ¿qué tanto puede interesarles el país
a ambos en realidad?
Hasta que los hombres jóvenes
más connotados dentro de esos partidos mayoritarios, y de algunos pequeños que
se las traen también, aptos por supuesto, no se inclinen por jugar el papel que
social y políticamente les corresponde, esta República jamás logrará salir a
camino.
Nunca, mientras la misma se
encuentre en manos de todos estos viejos que gravitan en el ruedo, osados
politiqueros en su gran mayoría, corruptos y antinacionalistas, acompañados de
gente de menor edad que se ha dejado alienar, tras “la ración del boa”, como se
dice, haciendo de la actividad partidarista una inversión bastante lucrativa.
Si ese amplio segmento de la
sociedad nacional no se adhiere al pensamiento duartiano, en el sentido de que: "Mientras no se castigue a los traidores
como se debe; los buenos y verdaderos dominicanos serán siempre víctimas de sus
maquinaciones”, estaremos perdidos. Está más que claro que, ¡nada se puede
esperar!
Además, sin que se procure llevar hasta la dirección
del país, en todas sus instancias, a hombres dignos y capaces, probados, conscientes
de su deber, en términos de conducir
este “barco a la deriva, aunque lo pinten de otra manera”, muy pocas serían las
esperanzas que tienen los nacionales de la República, como los extranjeros
residentes en la misma, de sobrevivir al caos económico previsible, como a las
injusticias de toda índole que se verifican; a las desaprensiones descaradas de
los políticos acuñados a lo moderno; como, al afianzamiento del ambiente de
inseguridad ciudadana en que se vive, entre otros flagelos de consideración.
¡Aquí se necesita de valores jóvenes
pujantes, indiscutiblemente, para promover el rescate de la República! A los
alienados y transculturizados que se inclinen por las actividades que
introducen este trabajo, dejarlos de lado, con sus preferencias, vicios y “cherchas”.
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