Por: Antonio Gandiaga
La bicicleta verde, o Wadjda en su denominación original, llega hoy a los cines españoles, y lo hace digamos que “de tapadillo” entre tanto estreno hollywoodiense de relumbrón. Lo cierto es que en este caso, aunque sea por motivos no estrictamente cinematográficos (puede que los haya, pero hasta que no veamos el film no podremos confirmarlos), este largometraje merece que le prestemos un poco de atención, ya que se trata de un largometraje único, el primero filmado por una mujer en Arabia Saudí en toda la historia.
Haifaa Al-Mansour ha sido la que ha obrado este pequeño gran milagro, y ha aprovechado la circunstancia para contar una historia muy adecuada a ella, como es la de su propia sobrina. Por lo visto en el Festival de Venecia, donde consiguió el Premio a la Mejor Película en la sección “CinemaAvvenire”, igual no es solo una bonita historia de superación tras las cámaras lo que late en La bicicleta verde.
La película nos presenta a Wajdja, una niña de diez años que vive en las afueras de Riad, la capital de Arabia Saudí. El mundo que la rodea es conservador, pero ella siempre trata de llegar al límite de lo que pued ehacer a través de su imaginación y de los juegos con Abdullah, un chico con el que no debería relacionarse. Como quiere ganarle a su amigo en una carrera, se obsesiona con la posiblidad de comprar una bonita bicicleta, pero las mujeres tienen prohibido montar, por ser un peligro para su dignidad.
Pienso en bicicletas de cine y se me ocurren, así de primeras, ‘El ladron de bicicletas’ y ‘El niño de la bicicleta’. Referentes poderosos ante los que este film podría no estar a la altura. Esperemos que más allá del intento de complacer al espectador occidental, haya una buena y valiente película en La bicicleta verde.
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