Recientemente, mi hija de cinco años me cambió la jugada. Poco después de que le dije que ni ella ni su hermana podían jugar ningún juego en mi iPhone, levanté el dispositivo para revisar mi correo electrónico.
“Mamá, ¿por qué tú si puedes usar el teléfono y nosotras no?", preguntó.
Me detuve abruptamente, le dije que tenía toda la razón y dejé el teléfono. El correo electrónico podía esperar.
Me recordó ese momento en el que leí un estudio reciente publicado en la revista Pediatrics, en el que se descubrió que la mejor manera de predecir el tiempo que un niño pasa viendo televisión no es si tiene un televisor en su habitación, si hay reglas relacionadas con la televisión, ni la composición demográfica del hogar. Tiene que ver con algo más: el tiempo que nosotros como padres pasamos viendo la televisión.
“Los niños observan lo que haces, así que cuando ven que enciendes el televisor si tienes tiempo libre, ellos aprenderán a hacer lo mismo en su tiempo libre”, dijo Amy Bleakley, investigadora del Centro Annenberg de Políticas Públicas de la Universidad de Pennsylvania y una de las autoras del estudio.
La encuesta en línea comprendió una muestra nacional de 1,550 padres que tenían hijos de 17 años y menores, e incluía reportes de 629 adolescentes cuyos padres formaban parte de la muestra. Por cada hora que un padre pasaba viendo televisión, sus hijos pasaban 23 minutos frente al televisor, de acuerdo con Bleakley.
“Creo que los padres que están preocupados por el tiempo que sus hijos pasan viendo televisión y otros medios deberían estar conscientes de cómo usan la televisión ellos mismos”, dijo Bleakley.
"Si lo piensas, tiene sentido", dijo Lori García, madre de dos hijos y bloguera de Babble.com. “Quien ha sido padre por un periodo cualquiera sabe que los hijos imitan tu comportamiento más de lo que hacen caso a lo que dices, así que en realidad no me sorprende saber que el tiempo que los padres pasan viendo televisión influye directamente en la actitud de un niño ante la televisión”, apuntó.
García creó alboroto hace unos años cuando escribió un texto en su blog en el que cuenta cómo permite que sus niños tengan un televisor en su habitación. Asegura que ella y su esposo tienen reglas acerca del tiempo que los niños pueden ver televisión y tienen mucho cuidado con sus propios hábitos.
Descubrió que aunque sus hijos tienen permiso de ver televisión, especialmente cuando ella y su esposo están trabajando en algún proyecto para mejorar la casa y preferirían no involucrar a los niños, ellos quieren unírseles en vez de pasar el tiempo viendo un programa.
“Les interesa mucho más lo que estamos haciendo”, dijo. “Así que en verdad es cierto lo de cómo pasas tu tiempo libre. Tus hijos recibirán la influencia directamente”, señaló.
Bueno, tal vez no en todos los hogares. Amy Oztan, madre de dos hijos y anfitriona del hilarante blog Selfish Mom, ama ver televisión y lo tiene encendido la mayor parte del tiempo cuando trabaja en casa. Su hijo, que está a punto de cumplir doce años, comparte su pasión por ver televisión aunque su hija casi no la ve.
“Esto realmente refleja eso de la naturaleza contra la crianza”, dijo tras señalar que ambos niños se criaron en la misma casa y casi de la misma forma.
“Así se desarrollaron. Siento que se desarrollan de cierta forma y tienes cierto espacio para moverlos a un lado o al otro, pero no vas a cambiar totalmente su forma de ser, sin importar si es un hábito bueno o malo”, indicó.
Oztan no implementa reglas de uso de la televisión siempre y cuando los niños se porten bien, pero tampoco cree en tener televisores en las habitaciones de los niños. Para ella, el tema de la televisión y los niños debería basarse en la experiencia de cada familia en particular.
“Creo que la clave es que tienes que hacer lo que funcione para ti. Conozco a muchos niños que, si les permitieras ver la televisión sin límites, verían televisión sin límites, sus calificaciones se verían afectadas y serían unos malcriados; obviamente tendrías que hacer algo al respecto”, dijo.
Mis hijas se parecen a los de Amy: a una le encanta la televisión, a la otra le gusta, pero no tanto. Pero en realidad estoy tomando nota mentalmente de los hallazgos del estudio. Tendemos a no encender el televisor cuando las niñas están despiertas, pero ellas saben que a menudo la encendemos inmediatamente después de darles el beso de las buenas noches.
Este estudio, como muchos otros, es probablemente un buen recordatorio de que nuestros actos no siempre afectan a nuestros niños, pero ciertamente es posible.
“Observan lo que comemos. Lo que vemos. Lo que escuchamos. Los mensajes que escuchamos en la radio, la música, lo que leemos, cómo elegimos pasar nuestro tiempo libre y lo que valoramos”, dijo García. “Es importante que no solo analicemos esto en cuanto a la televisión, sino en cuanto a cualquier cosa que llevemos a nuestra casa”, agregó.
De acuerdo. Ahora, me dirijo a casa para terminar de escribir este artículo frente a ellas. Si escribo en mi tiempo libre, tal vez a ellos también les entusiasme escribir.
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