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viernes, 26 de julio de 2013

El arma más poderosa contra la violencia: evolución espiritual

Artículo de Opinión

 

Por: Rolando Fernández


En estos tiempos mundanos, hablar sobre las actitudes violentas que se verifican a nivel del género humano, es de mayor frecuencia que hacerlo sobre la situación de hambruna que también afecta a una gran parte de la humanidad.

Y es que, posiblemente, la proclividad tan marcada hacia la violencia entre los hombres, con sus consecuencias derivadas, supera en gran medida las carencias alimentarias que se registran en todo el contexto de la sociedad mundial.  Incluso, el mismo desabastecimiento de comestibles, que tanta hambre provoca, se convierte en un fuerte detonante para los excesos, cuando las necesidades apremian.

El mensaje que se inscribe, formando parte de la denominación de un nuevo medio periodístico digital, “Por un mundo sin violencia”, debe estar presente en el estado emocional-mental de todos los seres humanos, sin distingo de raza, color o condición  social. Claro, se requiere de un esfuerzo mayúsculo, y de tratar de definir con claridad las causas que provocan esa actitud tan recurrente entre los hombres.

Luego, la gran pregunta que la generalidad  de los seres humanos debe hacerse es, ¿cuál es la razón primaria de la violencia, con todas sus secuelas confluyentes a considerar, en el mismo punto de origen?

Para todo aquel que se ha interesado por conocer un poco sobre la verdadera esencia de los hombres - espiritual -, no vacilaría mucho en contestar: el ego humano, y sus tentáculos generadores de voluntades de supremacía, como de la obtención del poder económico suficiente para poder aplastar a los demás. También, las apetencias desmedidas en todos los órdenes, que fomentan la envidia, y el desamor derivado. Son cosas que, obviamente, ponen en evidencia la poca expansión de conciencia espiritual con que se ha venido manejando la humanidad desde hace ya bastante tiempo.

Y que por tanto, la única arma poderosa para combatir la violencia consiste sólo, en promover el acallar el ego en los hombres, dando paso así, para que el Ser verdadero que mora en su interior (Ego) se exprese sin tropiezo alguno. De igual forma, el  que se trate de asimilar, que las personas, sin excepción, no son más que Atributos divinos para expresión terrenal; seres espirituales en busca de experiencias humanas; que todas provienen de la misma Fuente, y que el objetivo principal debe ser el regresar a Ella lo más rápido posible.

Pero además que, “Todo es uno”, según reza una primera verdad sagrada, por lo que en realidad no existe separación alguna entre los hombres. Todos están dentro del mismo fluido de vida, sólo que, en fragmentos individualizados, y unidos por supuesto, a la Mente, e Inteligencia Universal. ¡Considerarse apartado el uno del otro, es un craso error!

Todo lo que se debe acatar en el sentido de lo que se trata, se resume en una sola frase: evolución espiritual, que obviamente comprende el concienciarse sobre la real naturaleza que tiene la especie humana. 

Cuando así se comience a combatir la violencia, de seguro que se logrará el exterminio de ésa dentro del conglomerado humano total. Pero, el hacerle frente a ese flagelo con los mismos aprestos “retaliatarios”, sea aquí, o  en cualquier lugar, nunca arrojará buenos resultados. ¡La violencia no se enfrenta con violencia!

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