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miércoles, 9 de octubre de 2013

El cine mexicano muestra su lado más infantil en un festival en París

Cointer Evolution


Cinco cortometrajes mexicanos de animación dedicados a los niños, producidos en los tres últimos años, protagonizaron este miércoles el festival cinematográfico "Viva México" de París, en la sección dedicada a los más pequeños "Cine Niño".

Todas las producciones tenían un elemento común, la falta de palabras y fueron proyectados en las pantallas de los cines Étoile Lilas, al noreste de la capital francesa, donde se desarrollarán todos los encuentros y exhibiciones de esta muestra abierta ayer y que durará hasta el próximo domingo.

La mudez de los cinco cortos no es casual, explicó la directora del festival, Bárbara Carroll, quien aseguró que la selección se hizo "para que el idioma no fuese una barrera y que los niños franceses lo entendieran".

Una decisión que el director francés de animación David Le Bozec consideró un acierto pues "los subtítulos habrían molestado a los niños, que habrían dejado de prestar atención en seguida".

Le Bozec, buen conocedor de México, fue el encargado de acercar a los pequeños de entre 8 y 12 años el mundo de la animación y las cinco historias que presenciaron.

Los dos primeros cortos fueron "Eskimal" (2011), de Homero Ramírez Tena, y "Monarca" (2011), de Víctor René Ramírez Madrigal y Jorge Arturo Tornero Aceves, dos cuentos con mensajes que invitan a la concienciación medioambiental con una narrativa muy poética.

En el primero, creado por "stop motion", Eskimal y Morsa tratan de proteger el Gran Glaciar reparando el agujero de la capa de ozono con pintura azul, mientras que en el segundo un niño se topa con un extraño viejo del que pronto descubre que es un ser mágico que guía y protege a las mariposas monarca en su ciclo de la vida.

A estos dos sucedió el inquietante "Un ojo" (2012), de Lorenza Manrique, basado en el libro de poesía para niños "Las aventuras de Max y su ojo submarino", del también mexicano Luigi Amara.

Acompañado por música de piano, se ve con un trazo aparentemente simple y en blanco y negro, cómo un niño pierde su ojo izquierdo con el que sin embargo puede seguir viendo, por lo que lo lanza a la aventura a lomos de su gato.

Christian Alain Vázquez Carrasco presentó "El regreso del vampiro" (2013), la historia de un vampiro con estética Nosferatu que decide salir de su panteón y enfrentarse a un mundo muy hostil, en el que lejos de causar miedo, es él quien termina triste y aterrado.

Y para cerrar la sesión, un poco de música caribeña de la mano del director Alejandro García Caballero, quien con "Las tardes de Tintinico" (2012) puso al espectador ante un viejo y narigudo maestro de rumba al que una banda de moscas musicales tratan de alegrar tras haberse roto su magnetófono.

Una mosca armada de maracas a ritmo de "Vámonos para Acapulco" hizo al público infantil levantarse y bailar a su son, algo por lo que Bárbara Carroll dijo sentirse muy contenta, pues para ella demuestra que también se puede llegar a un público infantil.

"No hay más que ver cómo reaccionaron y cuánto disfrutaron", añadió.

Y es que, explicó, la razón de ser de esta sección era llegar a este público además del adulto y el adolescente, que ya estaban en la programación del festival.

"Creímos que era algo muy importante hacer un espacio para los niños y creo que ha sido un acierto", aseguró Carroll.

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